Ushirika significa solidaridad y es el nombre que en Fundación Mamoré se le ha puesto a uno de sus proyectos más relevantes.
Se trata de una Residencia Universitaria Femenina ubicada en Bukavu (RD Congo) y que se construyó desde cero, inaugurándose el curso pasado con un 50% de ocupación como prueba piloto y que este año sirve para que 66 chicas logren sus objetivos de cursar sus estudios universitarios sin tener que preocuparse más que de sacarlos adelante.
Las dificultades para realizar carrera universitaria en Bukavu no son nuevas. Por un lado está el más que sabido componente económico, que supone una barrera infranqueable en la mayoría de situaciones y si a eso le añades que la logística tampoco resulta sencilla para todas aquellas chicas que viven a las afueras, nos queda el resultado de que muchas abandonan su formación antes de tiempo.
Analizando esta situación y viendo que el alojamiento tanto en sus casas particulares como en casas de familiares o amigos desembocaba en ejercer de criada del hogar, eso cuando no terminaban siendo acosadas por los hombres de la familia, Fundación Mamoré decidió arrancar con un ambicioso proyecto para construir una Residencia Universitaria tras conseguir unos terrenos cedidos por el Obispado.
Hoy, Ushirika es una realidad. 66 chicas estudian distintas carreras universitarias contando con una estancia “gratuita” (pagan de 0 a 100 dólares anuales según su situación económica, los cuales son destinados a distintas iniciativas solidarias) y el pago de sus respectivos estudios. El único compromiso que se les exige cumplir consiste en participar en proyectos solidarios que les va marcando el equipo de Mamoré que para la coordinación y la buena marcha de la Residencia cuenta con una dirección a cargo de la congregación religiosa Hijas de la Misericordia.
Dentro de los objetivos de la Fundación, a través de la Residencia Ushirika, está el de acercarse al barrio donde está construida y en torno a este objetivo se están poniendo en marcha una serie de iniciativas. Un salón multifuncional de la Residencia se ha abierto a los jóvenes del barrio para que estos puedan estudiar con un mínimo de condiciones, se han concedido más de 70 becas entre niños y jóvenes del barrio para que estos puedan cursar estudios de primaria, secundaria y universidad, se ofrece apoyo escolar a los estudiantes con dificultades, se da una comida diaria a 30 niños en la “paillote” de la residencia…. Y además de éstas, hay otras iniciativas en camino que se pondrán en marcha a lo largo de este 2018.
Sumado a esto y buscando darle a la instalación el mayor uso posible durante los 365 días del año, el pasado verano se comenzó a ofrecer un curso de reciclaje y formación para el profesorado de primaria y secundaria, 500 profesores, el cual tendrá continuidad el próximo verano, de manera que la residencia tenga actividad también durante el periodo estival.
Ushirika, tras muchos esfuerzos, es hoy un pequeño-gran sueño hecho realidad para la Fundación Mamoré. No nos queda sino dar las gracias a todos los que han participado en este proyecto y a los que hoy lo llevan adelante.