Tenemos dos sencillos comedores en donde damos de comer (desayuno, comida y cena) a 60 ancianos que abandonados subsisten en condiciones lamentables. También les hemos construido unos sencillos cuartos de baño con accesorios de apoyo que les facilite su desenvolvimiento. Tenemos contratada una mujer que además de ejercer como cocinera ayuda a los ancianos de deteriorada movilidad.
Viven en chamizos de única habitación, en soledad, malcomiendo a base de sopas y poco más, con la salud deteriorada por la vida de privaciones que han llevado y esperando su hora la mayoría de ellos. La impresión que nos produjo a todos los que visitamos a estos ancianos fue demoledora, miseria extrema en la vejez. Las miradas de agradecimiento que recibimos en posteriores visitas por la ayuda recibida no se pueden plasmar en unas líneas. El beneficio no sólo está en la alimentación sino que con esa excusa se relacionan y abandonan el dejar pasar el tiempo aislados, encerrados en sus chozas. Nos pidieron un “gran regalo”, una radio para cada comedor y alrededor de ella pasan las horas.
Dada la edad media del colectivo y la dureza de la vida que han soportado más pronto que tarde aumentará gradualmente el número de fallecimientos. Habrá que ir pensando en dar otro uso a las instalaciones debido a que hemos acogido a los ancianos con una mínima movilidad que viviendo por los alrededores pueden, algunos con ayuda, acercarse a los comedores. Sabemos que ampliando el radio del entorno nos encontraremos más ancianos abandonados o desprotegidos pero dadas las distancias y su deficiente movilidad no están en condiciones de acercarse a los comedores.