Los jóvenes sin medios para realizar estudios universitarios fuera de su lugar de origen (la práctica totalidad de los jóvenes que viven alejados de la ciudad) se alojan en casas particulares o de familiares dado que las residencias universitarias son muy escasas y además el precio en estas residencias es prohibitivo para estas gentes.
El alojamiento en uno u otro caso implica que la mayoría de las veces los estudiantes acaben de criados para todas las faenas de la casa y en el caso de las chicas sean además “acosadas” por los hombres de la familia de “acogida” pagando el correspondiente peaje sexual. Por este motivo muchas chicas que viven alejadas de Bukavu se retraen de ir a estudiar a la universidad. Ante esta situación construimos en 2.014 en terrenos cedidos por el Obispado una residencia femenina con capacidad para 66 estudiantes que cumple a su vez con otras funciones. Se ha llegado a un acuerdo con la congregación religiosa Hijas de la Misericordia para que se haga cargo de la dirección de la residencia.
•La ayuda consiste en la estancia y manutención prácticamente gratuita pues pagan de 0 a 100 dólares al año según su economía. Así mismo se les paga sus estudios tomando como compromiso, mientras estén en la residencia, su participación en proyectos solidarios. Para ello se han creado entre las residentes grupos de trabajo que acuden regularmente a ejercer estas ayudas. Para poder continuar sus estudios tienen que aprobar el curso y participar activamente en los proyectos solidarios.
• Entre los proyectos solidarios que realizan las internas podemos destacar las visitas semanales a enfermos, a la cárcel y a ancianos con ayudas de diversos tipos como alimentos, ropa, medicinas etc
• El salón multifuncional de la residencia se ha abierto a los jóvenes del barrio para que bajo el control de las internas puedan acudir a estudiar ya que carecen en la mayoría de sus casas de unas mínimas condiciones para poder hacerlo. Así mismo se desarrollan diversas actividades y programas culturales tanto para niños como para mayores.
• Los niños del barrio se vienen acercando a la residencia para ver si “sobra” algo de comida. Ante la situación de desconcierto que se creaba entre los niños agolpándose para recoger esas sobras hemos organizado un reparto de comida. Se han seleccionado 21 familias, no ha habido más remedio que hacerlo aún siendo conscientes de que muchas, muchas familias más del mismo barrio están en la misma situación de necesidad. Un día a la semana viene la madre y se le da lo equivalente a una ración diaria por los siete días de la semana de arroz, alubias o similar para la madre y todos los integrantes de la familia menores de 12 años. En total son 97 niños y 21 madres.
•Dado el bajo nivel del profesorado que se da mayormente en las regiones campesinas se dan todos los años en el mes de agosto, en el que la residencia queda vacía, cursos de reciclaje y formación de profesorado. Estos dos últimos años no ha sido posible impartir estos cursos debido a la pandemia.
•Entre los niños y jóvenes del barrio de pobreza en el que está instalada la residencia Ushirika concedemos 120 becas para cursar primaria y secundaria, de becas por curso. Se hace un seguimiento de los 120 escolares visitando a profesores y familias ofreciendo apoyo escolar a los niños con dificultades.
•Procedentes muchos de estos niños de familias desestructuradas se ofrece también un apoyo de acompañamiento en sus múltiples problemas a las madres que lo requieran.
•Hemos organizado en las salas del centro un curso de alfabetización al que están acudiendo con continuidad 35 mujeres del barrio.
•Hemos abierto una sala de ordenadores tanto para la utilización de las estudiantes de Ushirika y Kinyabuguma como para los becarios universitarios que también apoyamos.