Durante el pasado mes de abril parte del equipo de la Fundación Mamoré se desplazó hasta Bolivia para conocer el desarrollo que llevan los distintos proyectos sobre los que se está trabajando en el país andino.
Se visitaron proyectos ubicados en las localidades de Independencia, Sacaba, Norte de Potosí, Coachabamba, Quillacollo o Vacas y desde aquí vamos a intentar presentaros un poco más en profundidad algunos de ellos con el objetivo de acercaros un poco más a la actividad que se lleva a cabo en Bolivia.
Hoy hablaremos del Centro San José.
La relación con el Centro San José es una de las más longevas para Fundación Mamoré, puesto que se lleva trabajando con ellos desde 2003.
Situado en Cochabamba, ciudad boliviana de la provincia de Cercado, situada en el centro del país y que cuenta con una población de más de un millón de habitantes.
Se trata de un centro donde llegan niños con edades comprendidas entre los 5 y los 14 años. Procedentes de familias desestructuradas, la mayoría de ellos son recogidos de la calle, siempre y cuando, sólo lleven unos días en ella y no les haya dado tiempo a “malearse” del todo con el objetivo de reconducir su situación.
Para que nos hagamos una idea de la situación, sólo en Cochabamba se calcula que hay alrededor de 1.800 niños-adolescentes en situación de calle. Carne fácil para mafias, dispuestas a reclutarles para introducirles en sus negocios, utilizarles para cualquier tipo de trabajo y atraparles en una red de delincuencia y drogas de la que es muy complicado salir.
Muchos de estos niños viven un día a día extremadamente complicado y negativo con su familia. Rodeados de violencia, problemas de alcoholismo, además de pobreza, la mayoría se ven obligados a trabajar para ganar algo de dinero que llevar a casa. Normalmente trabajan en actividades como limpiar calzado o parabrisas de coches, cargar y descargar en el mercado, y los que tienen menos suerte acaban robando o trapicheando con el objetivo de llevarse algo a la boca. Esta situación provoca que muchos de ellos tomen la decisión de abandonar el hogar en busca de cambiar de vida. Algo nada sencillo en las calles de Cochabamba donde muchos terminan perdidos entre los inmensos peligros de la urbe.
Aquí es donde entra el Centro de San José. Un equipo del centro, conocedor de las zonas donde estos chicos tienden a comenzar su “aventura”, por llamarlo de una forma suave, habla con ellos y les ofrece el centro de acogida como puente hasta que se consiga reconducir su situación familiar. Obviamente, no todos encajan de la misma manera este ofrecimiento pero se termina consiguiendo que algunos ingresen voluntariamente en el centro, sabedores de que es una forma de comer cada día y vivir, durante un tiempo, con en un entorno favorable.
De esta manera, en 2.018 se contactó con un total de 292 niños/adolescentes que vivían esa situación, de los cuales 90 fueron atendidos en el centro, 57 reinsertados en su núcleo familiar, 9 transferidos a otras instituciones y 3 se marcharon del centro sin concluir el proceso.
Durante su estancia en San José, el equipo del centro intenta inculcar determinados valores a los chicos, se realiza un trabajo psicológico con ellos en función de sus respectivos pasados y experiencias y se trata de generar contenido lúdico y educativo para que los chicos crezcan a todos los niveles en el tiempo que permanezca allí.
La reinserción familiar se hace posible cuando después de ese periodo de trabajo tanto con los niños como con la familia, ambas partes expresan el deseo de retomar la vida en común. Tras este paso, desde el Centro se continúa realizando una labor de seguimiento durante un tiempo prudencial, con el objetivo de cerciorarse de que el niño está realmente integrado y adaptado a la familia y que la familia, efectivamente, está haciendo el esfuerzo pertinente porque el crecimiento de ese niño sea el mejor posible. El promedio de reinserción anda alrededor del 70%.